Es probable que consideres que no has tenido relaciones de codependencia. Incluso es posible que creas que siempre has estado fuera de las relaciones que llaman tóxicas. Sin embargo, podría ser muy interesante que revises si algunos de tus comportamientos pertenecen a una de estas dos actitudes.

Algunas personas viven la vida como víctimas, otras se sienten salvadores, ambos tipos de personas son fácilmente identificables. En algunas áreas de nuestras vidas tenemos actitudes que pertenecen a una de estas polaridades. A veces esto se lleva al extremo y aparecen situaciones como la codependencia. En este contenido te presento una oportunidad de liberarte de programaciones mentales que a veces asumimos como naturales y no nos ayudan desarrollar nuestra personalidad libremente.

Una pequeña historia

Amalia tuvo una infancia difícil, era como el patito feo de la familia, nadie le prestaba atención. Era poco sociable, se encerraba en su mundo imaginario donde iba a llegar un príncipe que la iba a rescatar de sus hermanos perseguidores. Sufría y sentía rencor hacia sus padres que no la defendieron de sus hermanos varones mayores. Vivió una gran injusticia. Ricardo, por su parte, tampoco fue bien recibido en su familia, una boca más para alimentar, era el último de cuatro hijos en una familia humilde.  Sintió que no era importante y que sobraba en esta familia.

Amalia y Ricardo se conocieron en una fiesta, fue un flechazo. Amalia necesitaba recibir amor, llegó su príncipe azul que vino a rescatarla de su infierno. Se casaron, no tenía los 20 años. Ricardo se sintió el rescatador de su princesa, un héroe con la espada de la justicia dispuesto a dar todo para hacerla feliz. Desde hace ocho años viven juntos y no se pueden separar. A veces se preguntan si eso es el amor. Pelean mucho, no sienten satisfacción ni equilibrio en la relación.

Esta historia romántica, solo tiene una introducción placentera. Los capítulos que suceden están relacionados con la codependencia, se describen como tensiones, amarguras y desubicación en el camino del amor.

LA CODEPENDENCIA

La pareja codependiente no se siente feliz y no sabe cómo liberarse de esta relación tóxica. Es un comportamiento adictivo donde los actores no son del todo conscientes del apego que les hace daño. En esta relación hay una dependencia que puede ser afectiva o material, hay desórdenes que pueden impactar los hábitos alimenticios (anorexia, bulimia), comportamientos de pasividad o de agresividad, enfermedades crónicas, adicciones al sexo, al juego, a substancias, etc.

La codependencia es la manifestación del desequilibrio entre el dar y el recibir en la pareja. Hay un vínculo de manipulación entre los dos, muchas veces es inconsciente. Lo cierto es que no son felices pero mantienen a toda costa el vínculo emocional que les da una supuesta seguridad recíproca.

EL SALVADOR

El salvador siente que su vida es ayudar a los demás. Siente que tiene la misión de rescatar a las almas perdidas y la primera que encuentra podría ser su futura esposa. El rescatador se siente con una bondad desbordante, tiene el papel del que puede solucionarlo todo y a todos. Esta actitud noble aparentemente esconde un gran vacío. Este dador incansable está haciendo un sobreesfuerzo para ser reconocido. Quiere ser amado. Como Ricardo, que no tuvo atención en su niñez, él piensa que podrá tener todo el aprecio y la valoración si hace lo imposible por su esposa.

El salvador no se pregunta si el otro necesita o no necesita ayuda, tampoco se pregunta si su ayuda le va a servir o si restringe la libertad del otro. Esta solución hecha a la medida del otro parece nacida de un gran sentimiento de ayuda fraterna, pero en el fondo manifiesta una necesidad de estar por encima del otro. La falta de confianza en sí mismo, la poca autovaloración del rescatador lo hace tomar un rol autoritario, aunque no parezca. El salvador busca una víctima sumisa para poder sentirse importante y llenar su vacío interno dando más de la cuenta. Depende del otro para existir hasta que descubra sus heridas y aprenda a poner límites.

LA VICTIMA

La persona que vive como víctima se siente débil y busca a alguien fuerte que la rescate de la miseria . Quiere que se le de todo y en todo momento. Esta exigencia es para ella una compensación que la vida le debe. Sufre por injusticia y cree que alguien debe pagar. No es consciente de su situación que puede venir de generaciones pasadas o de una educación dondese sintió despreciada.

La victimización es una postura cómoda que surge en la codependencia y hace que la persona espere todo de los demás. revela una actitud infantil de niño herido que reclama atención. Busca una madre o un padre que le proveerá amor, dinero y protección. Para que puedas entender mejor esta relación entre la victima y el verdugo aquí esta el artículo.

Personas como Amalia, que parecen tenerlo todo resuelto, buena casa, buen marido, buenos ingresos… Se divorcian sin razn aparente. El martirio interno que vive la víctima la lleva a no tomar la responsabilidad de su vida. Incluso en las relaciones codependientes pueden tener miedo y aceptar maltratos. No reclaman su derecho a ser reconocidos por valor propio. para ellos NUNCA ES SUFICIENTE  

Un ¿salvador?

En el caso del dador permanente que es el salvador, nunca es suficiente su entrega, puede ponerse en situación de riesgo para cumplir su papel de salvar al otro. Nada es suficiente para intentar llenar el vacío interno de querer ser reconocido y amado por el otro. En las relaciones de codependencia la víctima siempre recibe y nunca será suficiente. Tampoco se logrará llenar el vacío con todo lo que podría recibir. Tanto la víctima como el aparente salvador padecen de inmadurez emocional interna, con un vacío muy grande por llenar. Por eso nada les basta y piensan, falsamente, que el otro podrá suplir  sus necesidades.

SALIR DE ESTA CODEPENDENCIA

No es fácil salir de este círculo vicioso, cada uno actúa según una programación que tiene sus ventajas. Los dos deben salir de su mentira y verse tal como son. El salvador se siente importante e indispensable y la víctima se siente atendida y cómoda. Muchas parejas cambiarán de esposo o esposa repitiendo la experiencia hasta que se den cuenta de que repiten el mismo esquema relacional. El primer peldaño estará superado cuando haya consciencia de que el problema no viene del otro sino de sí mismo. La repetición de las experiencias dolorosas y la ayuda de un terapeuta permiten el despertar. Hay una herida que viene por lo general de la infancia, una percepción emocional distorsionada de la realidad que hace que se busque un complemento para subsanar estas profundas heridas.

CAMBIO DEL SALVADOR

El rescatista, antes de salir al rescate, debe preguntarse porqué lo hace. Si se da cuenta de que es una ayuda por amor, desde la perspectiva del crecimiento del otro poniéndose en un lugar de igual a igual, ya salió del papel de héroe que lo sabe todo y lo soluciona todo. Pareciera fácil pero su tarea de no dar a cualquier precio es un desafío permanente. Para llegar a este punto, el salvador deberá darse a él mismo todo el valor, sin que este precio no dependa de nadie. Volverse autosuficiente, sin necesidad de un reconocimiento externo es el precio a pagar. Cuando se siente lleno, él puede soltar al otro. Ya no necesita una víctima, quiere otro adulto para amar. Si la pareja crece al mismo tiempo en consciencia, podrán ajustar su equilibrio entre el dar y el recibir. Si no es así, se van a separar.

Reto: perder el miedo a no ser reconocido.

CAMBIO DE LA VICTIMA

La víctima debe salir de su zona de confort y sentir la fuerza de volver a tener una autonomía que va a ganar por su propio mérito. Es también un gran esfuerzo mental, emocional y concreto de ser un adulto responsable e independiente. Que sea en temas afectivos o económicos, la persona reclama su derecho a existir por ella misma y lo demuestra a través de su comportamiento. Hay una decisión y una toma de iniciativas hacia la autonomía, de forma silenciosa la ex-victima emprenderá unas actividades de éxito que podrá mostrar como el resultado de su nueva madurez. No se trata de decirle a todos, que va a intentar tal o cual cosa para luego decir que fue en vano y tener así una buena excusa para mantener su estado de asistida.

Reto: perder el miedo al abandono.

CONCLUSIÓN

Para todas las parejas que están o no están en una relación de codependencia, es un desafío permanente mantener un equilibrio entre el dar y el recibir. Todos somos relacionados y dependemos de los demás para vivir. Nadie pretende tener una autonomía total sin necesitar a nadie, las interrelaciones son necesarias y sanas. Lo importante es mantener la consciencia despierta en el porqué y en el para qué ayudo o recibo la ayuda. El discernimiento está en la capacidad de dar un paso atrás cuando veas que tu actitud está en modo víctima o en modo salvador.

Cuando te pones por encima, en actitud de querer solucionarle al otro algo que no te ha pedido, estás en el lugar equivocado. Si en tu relación te quejas y reclamas, cuando te sientes por debajo del otro con una actitud de fragilidad, seguramente no te relacionas a la par. La terapia de pareja es un paso necesario para tomar consciencia.

Es importante mantener la libertad como fruto de la madurez individual y de la confianza mutua. Se puede pedir ayuda al otro pero que no sea para llenar vacíos afectivos. La ayuda que ayuda es la que sirve al otro antes de servirse a sí mismo.

Si sientes que vives una relación de codependencia no dudes en tomar tu consulta de pareja. También puedes seguirme en instagram.

Dominique Hennechart
Psicólogo 

Acompaño a las parejas para emprender un camino consciente para ser feliz.

Por medio de mi consulta individual y de pareja se restablece el vínculo y se fortalece el amor verdadero.


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