Los chistes sobre madres son comunes en Colombia. La figura de las suegras adorables o villanas es utilizada de manera graciosa en reuniones y eventos sociales. Si evaluamos con cariño y cuidado, notaremos que en las familias latinoamericanas las madres son importantes al elegir quien formará parte de nuestras relaciones. Hoy hablaremos acerca del rol maternal en las parejas.
Juntos y ¿Revueltos?
Muchas personas piensan que casarse o establecer una relación sentimental es algo que se hace de forma independiente a la familia del ser amado. En la realidad cada postura humana está ligada a factores sociales, personales y ambientales entre los cuales una gran parte de su vida se encuentran los ejemplos, herencias y recuerdos familiares.
Las interacciones con la madre de nuestra pareja son fundamentales debido a que se trata de una persona que ha formado parte integral de la vida de ese ser que elegimos para amar. Cuando nos casamos, independientemente de que sea formalmente o de hecho, nos unimos a una persona y a toda su familia, lo queramos o no.
La madre es la base de todo
Una madre es la primera persona que nos recibe en este mundo. Somos parte de su vida incluso antes de nacer y compartimos vínculos muy fuertes que no se limitan solo a los genes. La primera impresión que tenemos de este mundo está forjada por el cuidado que nuestra madre tenga. Esos primeros segundos que vivimos están impresos en nuestro ser aunque no los recordemos.
El ser humano en su infancia es un ser dependiente biológica y afectivamente de su madre. Los psicólogos nos indican que los primeros años son definitivos para la formación de nuestra personalidad. En esta primera etapa se establecen nuestras heridas básicas y fortalezas para relacionarnos con el mundo.
No existen madres perfectas, todas tienen sufrimientos y defectos. Los hijos a veces se sienten superiores por tener estudios y algunas destrezas específicas. no obstante, la arrogancia y el juicio perjudican más los hijos que a los progenitores. Pues estos ya cumplieron su misión de la mejor forma posible con las herramientas que tuvieron.
Un ser se vuelve adulto y responsable cuando es capaz de decir, desde su corazón: “gracias mamá”. Más allá de que ella esté viva o muerta, el agradecimiento es un reconocimiento hacia la persona que le ha permitido recibir el regalo de la vida. Este sentimiento de honra da una gran fuerza a cada ser que puede tomar a su madre tal como es, tal como fue.
Madre ausente
Es diferente querer a una persona que ha tenido una gran influencia de su madre en todas sus decisiones, que amar a una persona cuya figura materna no ha estado presente de física y constantmente en su vida. Sin embargo, en todos los casos la madre existe una huella genética y psicológica inexorable con o sin su presencia en el presente o el pasado.
Es cierto que la ausencia física de figuras parentales tiene varias implicaciones. En el caso de niños abandonados o adoptados hay una búsqueda o una negación visceral del origen. La construcción de la propia identidad de cada uno se hace con la identificación a las raíces. La filiación hacia la madre y el padre es un sentimiento de pertenencia que da paz.
Cuando la pérdida de los progenitores se da en niños y adolescentes, en el mejor de los casos, se genera un desarrollo acelerado que les da madurez. Un padre o una madre sustitutos pueden cumplir perfectamente el rol mientras dan el reconocimiento que se debe a los padres biológicos. El orden está respetado y el amor está presente para todos.
En sus terapias sistémicas, Bert Hellinger enseña que una mujer o un hombre que no han podido aceptar plena e incondicionalmente a su madre, biológica o adoptiva, tendrá dificultades relacionales con su pareja y dificultad para lograr el éxito en su vida.
El apego, una cuestión de familia
Los estilos de apego y todos los juegos de manipulación que los seres humanos adoptamos en nuestras parejas e interacciones sentimentales y amorosas están relacionados con la forma en que hemos sido criados. Es decir, tendemos a dar amor de acuerdo a la forma en que nuestro padre y nuestra madre nos amaron y la forma como ellos se amaron como pareja.
Existen estilos de apego seguros e inseguros que definen nuestras relaciones de pareja y que forman parte de las formas cómo asimilamos y damos amor. Por ejemplo un niño, cuya madre estaba poco presente en los momentos fundamentales de su vida puede desarrollar ansiedades y deseos de evitar algunos tipos de contacto físico o evitar ciertas interacciones sentimentales.
En la terapia de pareja después de la primera consulta en común, cada persona tendrá una cita individual conmigo. El objetivo es que cada uno pueda descubrir los modelos que forjaron su visión de lo que es una relación afectiva. Aparecen las heridas de la infancia ligadas con la madre, los apegos y las actitudes que hacen la atracción hacia una pareja y no a otra.
Tu pasado, te hace especial
Para finalizar cada ser humano tiene un pasado moldeado por sus experiencias personales y sociales unidas a un componente biológico y un legado psicológico generacional que les permite desarrollar una personalidad específica. Tu familia como tú son únicos y la pareja que buscas es el resultante de una complementariedad necesaria para tu aprendizaje.
La madre de nuestra pareja puede ser nuestra aliada o al contrario, causarnos un gran desafío. Sea cual sea el caso, nuestras formas de interactuar con ella nos dan indicios de nuestra madurez psicológica. Se requiere entender que nuestra pareja es el fruto de la vida que le ha dado su madre. y de aprender a aceptar esta madre de forma incondicional como la suya. Si rechazamos a la suegra y a nuestros padres, también estaremos rechazando lo que somos.
Es importante que veamos los valores y defectos de las personas en la familia de nuestra pareja, todos somos libres de tomar lo bueno y dejar lo no tan bueno. Comprender a nuestra suegra es también entender a nuestra pareja y ver que lo que genera rechazo en nosotros es algo que necesitamos aprender y superar. Este paso a la madurez y a la complejidad de las relaciones nos eleva hacia el camino de la felicidad consciente.
Dominique Hennechart
Psicólogo

Acompaño a las parejas para emprender un camino consciente para ser feliz.
Por medio de mi consulta individual y de pareja se restablece el vínculo y se fortalece el amor verdadero.
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