¿Cómo lograr este primer paso hacia la reconciliación?

Antes de llegar a la reconciliación después de resolver un conflicto, hay que dar un primer paso, el cual es ir a una terapia de pareja. Es muy común que uno de los dos no quiera asistir a terapia, argumentando que no la necesita o que no sirve para nada.

Acudir a una terapia de pareja debería ser algo espontáneo, cuando las cosas no van bien, sin que haya necesidad de esperar la amenaza de una separación inminente. Desafortunadamente veo matrimonios que se interesan en la terapia de pareja y toman una cita conmigo y no llegan a la sesión. Se divorcian antes de llegar.

A continuación podrás encontrar algunos elementos que te permitirán dar respuesta a la negación de querer asistir a una terapia. La resistencia al cambio es algo natural y estoy seguro que tendrás el valor y la humildad para aceptar el reto de asistir a tu primera terapia de pareja. Puedes leer también: «Y si la solución fuera ir a terapia de pareja…«

El miedo a la terapia

Muchas personas tienen un pudor que les impide desvelar sus intimidades. No es fácil mostrar a un desconocido, aunque sea profesional, sus problemas. La vergüenza es menos presente en los jóvenes mientras que las parejas maduras sienten algo más de reserva sobre la expresión de asuntos privados. Desnudarse emocionalmente no es fácil.

Es el papel del terapeuta, de brindar confianza a las personas, debe tener las condiciones idóneas para que las personas se sientan con toda la seguridad física y emocional. Generalmente hago un primer contacto telefónico antes de una terapia para que al menos me conozcan con la voz, luego envío referencias para que revisen mi contenidos en redes sociales antes de venir a consulta.

Las personas son diferentes y existen sesiones presenciales o virtuales. Hay parejas que prefieren las consultas presenciales para tener un contacto directo, otras parejas prefieren la discreción de una consulta online.

El orgullo, barrera principal para ir a terapia

A veces tengo pacientes que estudiaron psicología, que tienen una amplia experiencia de la vida o que simplemente son “machistas”, piensan saberlo todo y su orgullo no les permite aceptar que alguien les podría ayudar. El “ego” y el mismo conocimiento puede ser una barrera que impide recibir otro enfoque que podría cuestionar sus creencias.

Algunas parejas consideran que si no pudieron ellos mismos resolver el problema que además se intentó solucionar, nadie fuera de ellos podrá resolver el conflicto. El orgullo es una trampa que ofrece una buena excusa para no enfrentarse a la dificultad. La persona sabe que debe abrirse y no quiere renunciar a su arrogancia.

Hacer una primera terapia de evaluación

Ofrezco siempre una primera terapia exploratoria o de evaluación. Durante esta sesión se crea un vínculo de confianza entre el terapeuta y sus pacientes. La propuesta inicial es que se restablezca la comunicación en la pareja y que haya una escucha de las quejas, sin agresividad. Se fomenta el respeto entre todos, es el primer paso hacia la reconciliación.

Cuando se identifican las dificultades, cuando hay una voluntad de salir de las dificultades, cuando se ve que el profesional es serio y brinda una asesoría de calidad, se fijan los objetivos para un programa de seguimiento. Este proceso garantiza que no hay obligación ninguna desde el principio de firmar un plan completo. Solo de asistencia a una sesión.

Amigos que ya tuvieron experiencias positivas

Las separaciones tocan a más de la mitad de los matrimonios, será fácil conseguir parejas que se separaron sin hacer nada, también podrás encontrar parejas que fueron a consulta con un terapeuta de pareja y que pudieron superar la crisis. El testimonio puede desmitificar muchos prejuicios.

Me llegan parejas que fueron recomendadas, cuando se conoce al psicólogo por medio de amigos y con la certeza de una experiencia positiva, el nexo se establece rápidamente sobre la base de la buena referencia. El boca en boca sigue siendo la forma más fácil de tener confianza.

Desdramatizar la terapia de pareja

Todavía existen personas que consideran que ir al psicólogo requiere del padecimiento de una enfermedad mental. Confunden psiquiatría y psicología. Ir a una sesión de terapia de pareja o a una sesión de psicoterapia individual es un acto consciente para resolver un problema o simplemente para sentirse mejor sin que haya necesidad de curar algo.

La terapia de pareja tiene un enfoque positivo, es reconectar, es fortalecer, es mantener el vínculo relacional. El amor está en el centro de la sesión, no se habla de enfermedad o de trastorno. La terapia es un espacio creado para aclarar sentimientos y objetivos. Toca renunciar a la creencia que la psicología se asocia de forma exclusiva a enfermedades mentales o conductuales.

Abrir el corazón y restablecer la comunicación

El objetivo principal de una sesión es que la pareja se vuelva a conectar desde el corazón. Muchas veces los miembros de la pareja están en su cabeza donde hay un monólogo, cada uno quiere argumentar para convencer (al terapeuta) que uno tiene la razón y que el otro se equivoca. No hay salida.

El psicólogo especialista en terapia de pareja va a fomentar todo lo bueno que vivieron y también lo conflictivo, pero desde un espacio consciente de querer entender para crecer. No hay ni culpable ni santo. Todos son responsables. Desde esta perspectiva, se abren los corazones y por consecuencia una comunicación pacificadora.

La motivación negativa

Puede ser un argumento de peso, revisar todo lo que se podría perder si no se intenta la terapia de pareja. Los remordimientos nos hacen mucho daño, “si hubiera sabido”… Si asistes a al menos una sesión tendrás la experiencia de lo que es y no podrás tener la vergüenza de decir:  “no supe, no fui, no intenté, terminamos”. 

Desafortunadamente tuve personas que aceptaron ir a terapia con una decisión ya tomada de separarse. Vinieron por complacencia, con el plan de no ceder, de no querer arreglar las cosas, con una convicción orgullosa y prepotente, que la terapia no sirve y que ya se intentó todo. Mejor no venir para perder dinero y tiempo.

Qué esperar de un psicólogo de pareja

Un psicólogo es una persona formada en conocer la mente y los afectos humanos. No es un “diagnosticador” del disfuncionamiento psíquico. Un buen terapeuta sabe de la complejidad y diversidad humana, está allí para potencializar las personas desde su individualidad. No es un juez.

En mis terapias de pareja, procuro crear un ambiente relajado de confianza. No procuro dar recetas preformateadas ni tomar decisiones para mis pacientes. Soy facilitador y los clientes son los actores conscientes de su proceso de sanación. Se busca la comunicación abierta y transparente para un crecimiento personal de cada uno con un objetivo de pacificación. Estos son mis enfoques y te invito a dar el primer paso hoy mismo. Programar aquí una sesión informativa sin compromiso.

Dominique Hennechart
Psicólogo 

Acompaño a las parejas para emprender un camino consciente para ser feliz.

Por medio de mi consulta individual y de pareja se restablece el vínculo y se fortalece el amor verdadero.


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