Vivir lejos de su tierra natal

Un expatriado o expatriada es una persona que por motivos profesionales o por elección personal decide vivir alejado de su país natal. Fuera de la madre patria, la que dio la nacionalidad, la persona se va o le toca vivir una realidad distinta. El expatriado tiene una connotación de elección asumida, mientras que cuando se habla del inmigrante, él también salió de su país, se asume que sus condiciones son más de fuerza mayor, como motivos económicos o políticos. 

Artistas fueron atraídos por París, una ciudad de cultura y arte, donde se instalaron. Científicos se repatriaron a New York cuando fueron amenazados por el régimen nazi. Podemos nombrar el exilio como solución o condiciones jurídicas especiales como existen también los apátridas. Las colonias y todas las conquistas hicieron que se intensifiquen los matrimonios mixtos con la mezcla racial. En los tiempos actuales, por la facilidad de los viajes y por la digitalización de los trabajos, hace que el número de expatriados se incremente drásticamente. 

Mi vivencia de expatriado

Sin tener mucha conciencia de lo que podría ser la expatriación, ya la viví a mis 3 años de edad cuando mi mamá decidió volver a su tierra natal. Se divorció de mi padre y salió de Francia para llegar a la casa materna en Bélgica. Ya era un expatriado a algunas centenas de kilómetros de mi lugar de nacimiento, cambiando por primera vez de país. Aunque todos habitamos la tierra, nuestras raíces juegan un papel importante para nuestro bienestar mental.

Hace poco días cumplí 25 años desde el momento que pisé por primera vez la tierra del nuevo continente: Las Américas. Siempre me han gustado los viajes, una amiga astróloga me había dicho que iba a irme de mi país hacia un país diferente, lejos y original. Colombia fue la destinación de “mi destino”.  El vector de mi expatriación fue Mabel, una colombiana que comparte mi vida desde hace más de dos décadas.

Tengo el privilegio de ser representante de la nación francesa para la provincia de Santander en Colombia. En esta región, como cónsul honorario  estoy en contacto con franceses expatriados, algunos establecidos desde hace años, otros son turistas de paso. Lo más interesante en mis contactos es el personal de la embajada de Francia en Bogotá. Me encontré con muchos embajadores, cónsules y funcionarios que no permanecen más de 4 años aquí. Es una vida sin echar raíces, casi nómada. 

Los 5 retos más comunes

Reto cultural

Los expatriados a menudo se encuentran en una cultura completamente diferente a la suya, lo que puede ser abrumador y puede ser difícil adaptarse. Las diferencias en la comida, la religión, las costumbres y los valores pueden ser una fuente de estrés y ansiedad.

Reto de comunicación
La barrera del idioma puede dificultar la comunicación efectiva con los colegas, los vecinos y los proveedores de servicios en el país de acogida. Además, las diferencias culturales en el estilo de comunicación también pueden presentar un desafío para el entendimiento.

Reto legal

Los expatriados pueden enfrentar complicaciones legales en el país de acogida, como problemas con la visa, los impuestos y la residencia. Estos problemas pueden ser difíciles de resolver y pueden crear situaciones irregulares en el país y un estrés económico. 

Reto social

Lejos del círculo familiar y de los amigos, las personas pueden sentirse aisladas y solas en un país extranjero, especialmente si no conocen a nadie allí o tienen dificultades para conectarse con los demás. La falta de una red de apoyo puede ser el origen de una depresión puntual o prolongada.

Reto laboral

Los expatriados pueden enfrentar dificultades en el trabajo, como diferencias en el estilo de liderazgo y en las expectativas laborales de los empresarios. Además, la falta de familiaridad con las normas y prácticas laborales del país de acogida puede ser un obstáculo para el éxito profesional.

Expatriados entre sueño y cruda realidad

No siempre es la cantidad de kilómetros lo que hace la diferencia cultural, de idiomas o la manera de laborar. Desde Bruselas (Bélgica francófona) donde viví muchos años, a un poco más de una hora en automóvil yo podía escuchar otros cinco idiomas con culturas distintas, el flamenco (norte de Bélgica), el holandés (Los Países Bajo), el alemán (Alemania), el luxemburgués (Luxemburgo), el inglés (Reino Unido). 

Expatriarse puede ser un sueño infantil pensando que más allá de sus fronteras la vida es más fácil y más bonita. Muchas personas no se adaptan a una realidad desconocida, muchos expatriados poco flexibles intentan cambiar el nuevo entorno para adaptarlo a lo que son y conocieron. En todos los casos hay conflictos y tristeza. Un buen trabajo con dinero, una buena pareja, un buen clima no son suficientes para que una persona sea feliz. 

Los profesionales de la expatriación como son las embajadas entendieron bien estos retos. Los funcionarios después de dos periodos (aproximadamente 7 años) fuera de Francia, deben regresar a su país de origen por un tiempo. Las empresas del sector privado pagan bonos compensatorios y boletos aéreos vacacionales para que sus empleados puedan regresar a ver a sus familiares y amigos. Así se procura mantener la salud mental y emocional.

Conclusión

Con estos retos y dificultades propias de la expatriación, también están los beneficios de vivir en otro país. Se trata de una apertura cultural y de un entendimiento del ser humano en su diversidad. Es un enriquecimiento sin precedente para la persona, su pareja y los hijos, se requiere apertura y tolerancia.

Sin juicio, tomando lo mejor del nuevo hogar sabiendo que ninguna cultura tiene una supremacía sobre otra. Ser expatriado es vivir la humanidad una en su diversidad, sin negar la conexión con tus raíces (generacionales y del terruño). 

Soy psicólogo sistémico y expatriado, puedo ayudarte a conectar con tu identidad y al sistema que perteneces, para adaptarte y ser un expat feliz.

Dominique Hennechart
Psicólogo 

Foto de Dominique

Acompaño a las parejas para emprender un camino consciente para ser feliz.

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